El tiempo vuela, especialmente en Burundi. En los próximos días, nuestro Centro Materno Infantil de Ndava cumplirá un año. Un año desde el día más feliz de nuestra vida. Un año desde que dimos la bienvenida al mundo a Lucía, y a los más de 300 bebés que han venido después. Un año en el que hemos dado miles de gracias por muchos pequeños milagros y por poder llevar a cabo un sueño que hasta hace muy poco parecía imposible: salvar la vida a quienes dan vida.
Abrir el centro fue sin duda un milagro, pero igual de milagro ha sido todo lo que ha ocurrido desde entonces. Siendo sinceros, al principio nuestro único objetivo era poner el centro a funcionar, pero la realidad es que cuando finalmente lo logramos no teníamos muy claro cómo íbamos a financiarlo. ¿Cómo es posible semejante error de cálculo? Muy fácil: si en algo somos especialistas en ASU es en el “Dios proveerá”, “todo acaba saliendo bien”, y “toda gran aventura comienza con un primer paso” ¿O acaso alguien puede demostrar lo contrario? Pues eso. Lo único que teníamos claro es que había que aguantar un año como fuera, pues a partir de ahí el centro sería sostenible gracias a nuestro acuerdo de cofinanciación con el Ministerio de Sanidad de Burundi vía fondos OMS. Ya solo quedaba resolver el… ¿y ahora qué hacemos?
En esas estábamos cuando, para que luego digan que la providencia no existe, recibimos un mensaje de nuestra voluntaria y amiga Marián Rodríguez-Ponga, en el que nos animaba a presentarnos al concurso BCG Colabora de Boston Consulting Group (BCG), a través del cual los empleados de la firma votan y financian 5 proyectos sociales. No os vamos a engañar, al principio pensábamos que Marián nos miraba con demasiados buenos ojos… ¿ASU? ¿Ganando el concurso BCG? Not gonna happen, pobre loca… Pero Marián insistía e insistía, y viendo su obstinación, empezamos a pensar que no perdíamos nada por intentarlo, y sobre todo, que si ella nos animaba, es porque confiaba en nosotros.
El resto de la historia… Os lo podéis imaginar. Ganamos. Sí, ganamos. Sí, ASU. Sí, el concurso de BCG. Pero rápidamente llegaron nuevos retos: el centro empezó a ir tan bien que cada día empezábamos a recibir a más y más madres. Primero fueron 3 partos por semana, luego 5, luego un parto al día, luego uno y medio… Buenísimas noticias sin duda, pero siempre con la responsabilidad de tener que financiar todos esos partos. ¿Qué pasó? Seguro que os lo podéis imaginar… Después de ese primer premio de BCG, más gente volvió a confiar en nosotros, y luego más aún. Finalmente, ha pasado un año, el centro pronto será sostenible gracias a nuestro acuerdo con el Ministerio de Sanidad de Burundi, y parece que por fin vamos a poder respirar tranquilos… hasta que nos embarquemos en una nueva aventura, pronto os contaremos 😉
Nada de esto habría sido posible sin unos cuantos locos de BCG que confiaron en nuestro proyecto cuando era poco más que una idea mal explicada en una slide de Powerpoint enviada el último día de plazo. Hay veces que la vida te sorprende. Y hay veces que la gente te sorprende. Como decía Truman Capote, “cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él.” Por eso, amigos locos de BCG, queríamos daros las gracias por confiar en nosotros, no solo en nuestro nombre, sino en el de todas las madres que cada día pueden dar a luz en las mejores condiciones en nuestro centro de Ndava. Y es que no podemos estar más agradecidos porque… ¡con vosotros empezó todo!