Dar vida a costa de perder la tuya. Aunque pueda parecer lejano, o incluso inverosímil, es una realidad a día de hoy. No en España y tampoco en el resto de países desarrollados donde los accidentes y el cáncer pueden ocupar estos puestos. Pero sí en Burundi, donde 1 de cada cien mujeres fallece al dar a luz, y donde 1 de cada 10 niños no supera el parto. La maternidad es allí la segunda causa de muerte, solo superada en ocasiones por la malaria.
Las mujeres se exponen a este riesgo más de 5 veces de media a lo largo de su vida (el índice de fertilidad en el país es de 5.5 hijos por mujer) y los niños que nacen, lo hacen ante el peligro de no tener acceso a la sanidad que necesitan para sobrevivir. De hecho, dos de cada tres hijos no llegan a la edad adulta.
Al conocer estos datos, en ASU no contemplamos otra opción que intentar confrontarlos. Desde España, nos imaginábamos las historias que sustentaban las cifras y quisimos ir hasta allí no solo para conocerlas sino, también, para intentar cambiarlas. Y allá que fuimos.
La hermana de Eric
Hace poco más de un año llegamos Borja y yo a Ngozi. Cuando llevábamos 15 días trabajando en el proyecto, nos levantamos y, como era habitual, fuimos a desayunar. Eric, uno de los cocineros, estaba serio y callado, algo muy raro en él dado que se solía pasar el día bailando y escuchando canciones de Diamond (el ‘Daddy Yankee’ africano).
Preocupados, preguntamos a sus compañeros, quienes nos dijeron que su hermana había fallecido: iba a dar a luz ese mismo día, pero las complicaciones del parto y la falta de recursos para afrontarlas habían provocado su muerte. Fue un golpe inesperado para nosotros, pues era la primera vez que vivíamos una situación así tan de cerca, pero tristemente no para Eric ni el resto de sus amigos. Él había venido a trabajar como cualquier día. En Burundi, las muertes derivadas de la maternidad forman parte de su día a día.
El Centro de Salud San Lucas
La acción y el trabajo de ASU para paliar este drama se ha focalizado en Ndava, una comuna con 64.855 habitantes de los que el 52% son mujeres. Tras finalizar el proyecto de la escuela local donde cada día se forman más de 900 alumnos, decidimos mejorar la atención sanitaria de sus habitantes con la construcción del Centro de Salud San Lucas, especialmente centrado en maternidad pero también en epidemias (SIDA, tuberculosis y malaria) y malnutrición.
Se trata de un proyecto ambicioso, pues solo la construcción suponía un coste total de 154.395€. Gracias a la generosidad de muchas personas pudimos, sin embargo, conseguir el dinero y tras el esfuerzo de arquitectos, constructores y obreros, el proyecto es ahora una realidad en Ndava.
Este proyecto no acaba aquí, pues la construcción es solo es el primero paso. Todavía nos queda mucho camino para poder abrir las puertas de la clínica: licencias, instalación del equipamiento, compra de medicinas, contratación de personal… Os lo contaremos el mes que viene.
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