Hoy es un día especial. Por fin, después de muchos meses de trabajo “en la sombra”, podemos compartiros un proyecto que nos hace particular ilusión.

Y es que la verdad es que este proyecto se ha hecho de rogar. Y mucho. En todos estos años de trabajo en Burundi, siempre habíamos querido ir a grabar “en plan bien” al corazón de África para compartir con el mundo la labor que llevamos realizando desde hace 16 años. Y es que el “una imagen vale más que mil palabras” se debió inventar en Burundi, porque los que hemos tenido la suerte de estar allí siempre volvemos con la sensación de no poder contar con palabras algo que parece que no es de este mundo. Lo intentamos, pero siempre con la pena de no saber transmitir lo que hemos vivido.

Por unas cosas o por otras, nunca se nos presentaba la oportunidad, y así han ido pasando los años. Hasta que el año pasado una noticia lo cambió todo: fuimos seleccionados en el programa de aceleración “Talento Solidario” de la Fundación Botín, y recibimos financiación para mejorar la comunicación de nuestra entidad. Además de muchos otros cambios que muy pronto compartiremos con vosotros, lo primero que pensamos es que teníamos que compartir el grandísimo regalo que es Burundi.

Dicho y hecho. Por el fin, el sueño se hacía realidad: en abril de 2023 nos desplazábamos dos semanas a Burundi para grabar de la mano de Juan Prado Sendagorta, de El Burro Films. ¡Qué emoción y qué nervios por poder capturar y reflejar fielmente una belleza y una verdad tan auténticas! Y es que lo que en principio iba a ser un viaje para compartir labor que llevamos realizando todos estos años, al final se convirtió en mucho más: un viaje para compartir la belleza de los proyectos, las personas y los paisajes de Burundi. Un viaje al corazón de África. Un viaje al corazón.

Así nos recibía Burundi: la belleza del corazón de África brotó desde el primer minuto

Después de meses de mucho trabajo, por fin podemos mostraros el resultado. Por fin ha llegado al día. Por fin, os podemos invitar a viajar a corazón de África. Y a nuestros propios corazones. Esperamos que disfrutéis tanto del viaje como hemos disfrutado nosotros todos estos meses de trabajo.

Además, hemos querido aprovechar el lanzamiento del proyecto para hacer un breve making-of de “Un viaje al corazón” y entrevistar al cámara detrás de la cámara. Con todos ustedes, Juan Prado en directo para contarnos todo lo vivido en Burundi “behind the scenes” y compartir sus experiencias en el país de las mil y una colinas.

El cámara detrás de la cámara: no todo iba a ser trabajo 🙂

Juan, ¿puedes hacernos una breve presentación personal y profesional de ti? (Cómo nace tu afición por la fotografía / imagen, tipo de proyectos en los que sueles participar, etc.)
Soy Juan Prado, tengo 32 años y tengo una pequeña productora audiovisual. Hace un par de años decidí empezar por mi cuenta esta empresa, para llevar a cabo proyectos que me hicieran ilusión y fuesen más personales, y compaginar así el trabajo en grandes producciones que llevo haciendo durante más de cinco años. Acabamos de terminar nuestro primer largometraje documental, “Viaje a Ítaca”, y tenemos muchas ganas de enseñarlo.

Burundi ha sido tu primera vez grabando en África: ¿ha sido realmente como te esperabas? ¿Qué te ha sorprendido más?
No sé muy bien lo que me esperaba. Prefería no hacerme muchas ilusiones para no decepcionarme. No porque fuese la primera vez grabando sino porque fue también la primera vez como viajero. Nunca había pasado de Marruecos y tengo que decir que desde que bajé del avión estuve flipando durante un rato largo. Creo que ese rato duró dos o tres días. Me sorprendió la cantidad de gente que hay en todas partes. No había diez segundos sin que apareciese alguien. Niños por todos lados, bicis, gente mercadeando…

¿Puedes contarnos alguna anécdota vivida en Burundi que recuerdes especialmente?
Me acuerdo después de varias horas de viaje por carreteras asfaltadas a trozos, con paradas innecesarias por averías y, en fin, un viaje bastante largo, llegar a una casa a las afueras de una ciudad llena de gente, con polvo marrón que se levantaba como una nube, gente descalza y con ropas rotas, y de repente, una puerta que daba a una especie de oasis. Allí había un jardinero que recortaba cada planta con mucho cuidado. Había ancianos comiendo y niños jugando debajo de un árbol. Era la casa de las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta. La imagen del jardinero, recortando cada rama para que las flores crecieran se me quedó marcada. Esas flores no iban a alimentar a nadie ni a quitarle la sed, ni hacerles ricos. Pero allí se cuidaban las cosas. Se cuidaban de verdad, para que crecieran con fuerza.

¿Qué dificultades, tanto a nivel técnico como a nivel personal, te has encontrado grabando en Burundi?
Creo que lo mejor fue lo fácil que es la gente a la hora de ser grabada. Creo que lo más difícil fue también la gente a la hora de ser grabada, porque se acumulaban muy rápido con la curiosidad de ver lo que estábamos haciendo y ya era imposible pillarles de estrangis.

«De repente, todo seguía su ritmo y aparecía la magia»

Burundi es un país con una belleza muy característica que no siempre es fácil de capturar. ¿Qué crees que tiene Burundi de especial? ¿Qué has hecho para tratar de capturar esa esencia y reflejarla en tus vídeos?
Burundi tiene unos paisajes curiosos porque es muy verde. Hay mucho platanero, muchos campos de arroz. También hay mucha nube, mucha lluvia. Pero sobre todo hay gente. No me imaginaba que la gente iba a marcar tanto el paisaje, es imposible imaginárselo sin personas por todos lados. Es verdad que cuando tenías tiempo y te ponías a esperar a que se olvidasen de ti, de repente, todo seguía su ritmo y aparecía la magia.

¿Qué te llevas de la experiencia? ¿Qué te llevas de Burundi y de su gente?
Me llevo muchas historias y unos recuerdos muy bonitos. Es un sitio muy amable, nos trataron muy bien en cada sitio que fuimos y espero poder volver en algún momento.

«Burundi tiene unos paisajes muy curiosos porque es muy verde»

Tras tu paso de Burundi, ¿has notado algún cambio interiormente? ¿Cómo era el Juan del vuelo de ida y el del vuelo de vuelta? ¿Cómo ha sido la evolución?
Bueno supongo que sí, es más fácil ver los cambios externos, pero esos pasan rápido y uno vuelve a estar igual que antes. Gestionar los internos es más complicado, imagino que se cocinan en secreto y cuando pasa un tiempo uno se da cuenta, porque se acuerda de un sitio, de una historia, de un momento…

Después de haber conocido de cerca los proyectos de ASU, ¿crees que la labor que estamos llevando a cabo en Burundi tiene sentido? ¿Qué destacarías? ¿Qué crees que se puede mejorar?
Tiene mucho sentido, al final trabajar desde la base es lo más importante para cualquier comunidad y más en un país tan poco desarrollado como Burundi. Se ve que los chavales van con ilusión a la escuela para poder estudiar y aprovechar esa oportunidad. Las madres agradecen los centros de maternidad porque se juegan la vida. La cadena está perfectamente soldada para que todo tenga un sentido desde el principio hasta el final.

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