El pasado domingo 20 de septiembre Borja G.P., Eduardo G.C. y yo mismo (Ángel R.L.) tuvimos la oportunidad de ayudar a unas familias que se encuentran en una situación delicada. La pandemia originada por la Covid-19 ha agravado estas situaciones: problemas para pagar el alquiler, para adquirir ropa e, incluso, para comprar alimentos.
Como digo, el 20 de septiembre nos desplazamos a la zona de Vallecas. El objetivo era tener un encuentro con tres familias, hablar con sus miembros, escuchar sus demandas y necesidades y, en último término, hacerles entrega de unas tarjetas para poder realizar compras en los supermercados Alcampo. Dichas tarjetas fueron sufragadas con la donación de 10.000 euros realizada por la empresa Asterion Industrial Partners, a quien estamos sumamente agradecidos.
Durante las conversaciones con estas familias nos dimos cuenta de un aspecto que compartían todas ellas: no perdían la esperanza. A pesar de todas las dificultades que están sufriendo –carencias económicas, hijos recién nacidos, vivir en un país alejados de sus familiares y amigos, problemas con el idioma, etc.–, no se permiten, de ningún modo, perder la esperanza. Como es normal, tendrán momentos de bajón, pero al final la esperanza siempre se acaba imponiendo.
Por otro lado, todas las familias expresaron la gran labor que realizan las Misioneras de la Caridad de Madrid, no sólo en términos materiales, sino también en cuanto a acompañamiento.
Una vez terminada nuestra labor, mientras tomábamos algo los tres amigos juntos, comentábamos los afortunados que éramos. Nunca nos ha faltado de nada, hemos podido estudiar lo que queríamos, tenemos una buena familia y amigos, salud, trabajo, etc. Aunque no siempre nos demos cuenta de esto, debemos tenerlo muy presente. Gracias a Dios somos unos afortunados y debemos ayudar a todos aquellos que no lo son tanto. Como decía San Ignacio de Loyola: “en todo amar y servir”. Que así sea.